jueves, 22 de noviembre de 2012

Poniendo por escrito...



...algunas de las noticias que hemos compartido durante este tiempo de vacaciones.

Tres años han pasado. Nuestra comunidad ha cambiado. Ahora somos Flavio (italiano), Evans (keniano) y yo (español); desde junio nos acompaña también Geoffrey (keniano), que termina entre nosotros su preparación al diaconado y al sacerdocio con un año de servicio pastoral.
En estos años han habido novedades importantes que influyen mucho en los pueblos que conviven en el área de nuestra parroquia.
Llegada de empresas mineras que hacen prospecciones y elaboran estrategias para una posible explotación industrial de minerales (hierro, oro, …)
Llegada de la carretera. En este año, 2012, el ministerio de obras públicas de la RDC (Office des routes) ha conseguido conectar Kisangani con Wamba.
Estos dos acontecimientos traen consigo consecuencias para bien y para mal.
Con la llegada de la carretera, Bayenga recupera su rol estratégico pues nació en un cruce de carreteras, una de las cuales lleva a una zona rica en hierro y oro.
Los pequeños comerciantes del este (Butembo, Bunia,...) vienen a Bayenga para abrir pequeños depósitos de mercancías, que se convierten en nodrizas de las pequeñas boticas esparcidas entre las aldeas de los autóctonos y los campamentos de las minas artesanales de oro, repartidas por los lugares más recónditos de la selva, aparentemente en torno a una pequeña cordillera que va del río Nepoko al río Agamba, atravesando la carretera N-25 a la altura del km 47.
La apariencia física de Bayenga cambia a un ritmo fuera de lo común por estas latitudes:
  • Se construyen rápidamente casas con techo de zinc y muros de palos y barro, que albergan las mercancías y a los mercaderes.
  • Llegan pequeños generadores con la potencia suficiente para alimentar algunas bombillas y equipos de música y de vídeo que animan las noches del centro del pueblo.
  • Las pequeñas parcelas que alojaban ya familias numerosas se aprietan para acoger también a los comerciantes y a los trabajadores del “Office de Routes”.
  • Los vehículos de diversa envergadura y tonelaje circulan rápidamente y toman Bayenga como base de carga y descarga...

El ritmo de vida cambia también, evidentemente:
  • Los alimentos que se producían con la agricultura de subsistencia no bastan para tal avalancha de personas. A menudo se tiene el dinero pero no hay qué comprar. Otros no pueden comprar los alimentos porque sus precios se han desorbitado por el aumento de la demanda y porque no pocas personas compran con polvo de oro mal pagado y, claro, quien ofrece menos no puede acceder a los alimentos como los demás.
  • Esto ha despertado el comercio de alimentos y ha incentivado a otras personas a cultivar un poco más.
  • No pocos alumnos de primaria y de secundaria abandonan la escuela durante largos períodos en busca del dinero fácil de las minas.
  • Las personas que encuentran un poco de polvo de oro en las minas se compran una bicicleta o una moto y así se dedican al transporte de mercancías o hacen de taxistas en “moto-taxi” pudiendo transportar a veces hasta dos o tres personas además del piloto ¡hay que verlos!!!!
  • Muchos pigmeos acuden cerca de las minas o también cerca de los comerciantes que se establecen nuevamente en la zona para ofrecerse a llevarles bidones de agua a casa o transportar mercancías para ellos por senderos de selva, kilómetros y kilómetros, y así sacar un dinerillo para comprarse unos pantalones o un vestido, o una radio.
  • Aumenta la inseguridad, los robos, la promiscuidad, problemas familiares,...
  • Se cuestionan tradiciones, autoridades, modelos de relaciones, propiedades,... y todo de golpe.

A veces se tiene la impresión de que la gente no estaba preparada para cambios “tan rápidos” para este contexto. Es como un terremoto que zarandea todo. Cuando acaba, hasta lo que ha quedado de pie debe ser retocado.

Es, por esto, tiempo propicio también para retomar valores, reflexionar, reconstruir, proyectar... tiempo de aprender del pasado y del presente para construir un futuro común mejor. A nosotros nos toca el rol de sembrar esperanza, sacando bien, sacando vida de todo este contexto desafiante. Ser semillas de resurrección, de Vida Nueva en Jesucristo, que hace nuevas todas las cosas y saca vida de la muerte.

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