jueves, 1 de febrero de 2018

Lo sobrenatural es lo más natural

Hola, amigos!
Intento resumir aquí todos estos meses pasados.
Esperando para embarcar en el vuelo con el que comenzaban mis vacaciones, recibí la noticia de la enfermedad de mi padre…
Así empezaba un tiempo intenso lleno de silencios y palabras, de preguntas y respuestas. Un tiempo de besos y lágrimas, de saludos y despedidas; bullicio y soledad.

Ante la enfermedad y la muerte parece que aumenta nuestra capacidad de descubrir lo esencial de la vida y de optar por ello, dejando de lado muchas de las vanidades que nos distraen hasta el agotamiento, impidiéndonos pisar fuerte el camino de la verdadera VIDA y de la FELICIDAD.

Han sido unos meses coloreados por la luz del amor, de la fraternidad, de la reconciliación,… todo se volvía “sacramento de la VIDA”.
He intentado simplemente estar. En silencio a veces, otras no, pero siempre inventando el modo de decir “te quiero”, respetando los ritmos de comprensión y aceptación.
Sí, a veces me he desesperado, pero ahí estaban mi hermana, mis hermanos y los amigos invitándome a la paciencia y la comprensión.

Mientras la naturaleza seguía su curso… la Gracia también.
Con inmensa gratitud hemos ido viendo cómo nuestro Señor nos iba sosteniendo y orientando en cada paso, sacando gozo de la desolación, vida de la muerte, AMOR y VIDA NUEVA de lo que parecía el final del camino. Lo sobrenatural es lo más natural y se revela en lo más sencillo.

La inmersión en el mundo médico buscando la curación primero y los cuidados paliativos después ha sido para nosotros una Gracia: ¡cuánta gente buena, cuánta delicadeza y humanidad!
Celadores, limpiadoras, asistentes, enfermeros, médicos, enfermos y sus cuidadores, capellanes, amigos, conocidos… Casi sin darnos cuenta, se ha ido creando una nueva familia. Un saludo, un pequeño servicio, un rato de escucha y de desahogo, una oración ofrecida, lágrimas enjugadas, la esperanza y la lucha compartida por la vida y la dignidad de la persona en su momento más vulnerable…

Dios, alfarero infatigable, estaba ahí creando y recreando a cada uno de nosotros, dando vida a través del amor y la solidaridad, abriendo también nuestros corazones progresivamente al misterio del infinito e de la eternidad de la VIDA. Milagros que los sencillos perciben casi espontáneamente.

Mientras unos volvían a sus casas curados en el cuerpo y reconfortados en su corazón, otros íbamos aprendiendo poco a poco un nuevo lenguaje (el de los gestos, las miradas, las caricias, los silencios llenos de presencia) a través del cual decíamos esencialmente dos palabras: TE QUIERO.

Llegó el momento y nuestro padre lo sabía; se estaba preparando y en esos días donde, aún en la fragilidad física, dejó que nuestro Señor sacara de él “su mejor versión”, se aplicó para despedirse de cada uno de nosotros: un apretón de manos, una sonrisa, un piropo susurrado, un esfuerzo para facilitar los cuidados que recibía, fe compartida con una oración a media voz, bromas para animarnos, reconciliación, gratitud,… ¡qué bueno fue que abrieras los ojos por última vez y pudieras ver ahí a Antonio! Dijeron una vez de Jesús: “ha hecho bien todas las cosas”. También eso lo hiciste bien, Señor.

A través de tu enfermedad, papá, has colaborado de nuevo con Dios para engendrarnos de nuevo, esta vez a la VIDA, a la fe en la VIDA NUEVA, que ya hemos saboreado contigo estos meses pasados. Lo habéis hecho juntos, sí, con mamá, que con tanto amor, fe y esperanza te ha acompañado y te acompaña hasta hoy.

También nuestros hermanos en la fe nos han acompañado desde la oración y la cercanía, facilitando todo, ofreciendo todo para acompañarnos en el proceso sagrado que estábamos viviendo.
Desde la cercanía unos y desde la distancia otros, nos habéis ayudado a contemplar y a entender algo más el misterio de la VIDA.
¡Cuánta gratuidad, cuánta generosidad, cuánta amistad! Juntos nos habéis hecho un tatuaje de esos que no se borran en el corazón y en el alma.

Ahora, forjados en esta fragua tan especial, seguimos creciendo, con las raíces más profundas, quizás y con ramas más fuertes para dejar que la sabia de la VIDA corra más fácilmente y se transforme en frutos de AMOR.

A todos y a TI, en todos,  GRACIAS.

Os dejo también un enlace donde una buena amiga de la Misión ha recogido algunos párrafos de las noticias que os comparto por whatsapp:
Diez días en RDCongo