lunes, 22 de abril de 2019

PASCUA EN NABASANUKA

Celebrar la Acción de Gracias cada día a la orilla del río, acariciados por la brisa y acompañados por un coro de aves diferentes en tamaño y colorido, invita a sentirse en comunión con la creación y el Creador, con toda la humanidad... Es cierto, todo está relacionado, como dice el Papa Francisco en su encíclica "Laudato síi".

Nuestra parroquia está formada por unas 100 comunidades warao de 12 a 450 habitantes cada una. Accedemos a ellas siempre por río, en lancha; a algunas podemos acceder en piragua.

La gente es muy acogedora. Llama mucho la atención la pasividad a la cual la política de los últimos años ha sometido a la gente, porque no valía la pena producir ni en los campos ni en algunos de los demás sectores de la economía, porque el Estado subvencionaba sus productos, a veces los regalaba,... así que ahora que no tiene o no puede ofrecer eso, la gente tiene que volver a organizarse y recomenzar desde cero...

La necesidad ha hecho emigrar a muchos warao hasta el norte de Brasil, donde viven en campos de refugiados. Los que quedan aquí intentan sobrevivir con imaginación y tesón para alimentarse, aunque la falta de servicios médicos y de medicamentos hace dura la vida de cada día, sobre todo en los hogares donde hay niños pequeños.

Las celebraciones de Semana Santa (de 2 a 5 por día), han sido muy intensas y bonitas por el número de los miembros de las comunidades y por los procesos que están viviendo. Se hace muy real la necesidad del PASO de la tierra de esclavitud a la tierra prometida, a la VIDA NUEVA EN CRISTO, nueva fraternidad, nuevas relaciones entre las personas, los pueblos y con la naturaleza; por eso, la fe en la victoria de nuestro Señor sobre el mal y la muerte alimenta nuestra esperanza y sostiene nuestro caminar.

Un abrazo.