viernes, 6 de septiembre de 2013

Merci, Morgan!


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Después de unos meses de silencio y de perplejidad vuelvo a contaros algo de nuestro devenir por Bayenga.
“Merci, Morgan!” (¡gracias, Morgan!). Este es el grito que más se ha oído en Bayenga y alrededores durante los meses que siguieron a los ataques de enero-febrero.
Si releéis las anteriores entradas recordaréis que Morgan es el nombre del jefe rebelde que había atacado la población de “51 Km” y que originó la llegada del destacamento de la armada y la migración de una buena parte de la población de “51 km” y de las aldeas vecinas hasta Bayenga e incluso Wamba.
Pues bien, una semana después se puso en marcha el mecanismo de ayuda a los desplazados de guerra: censo de desplazados, llamada a organismos, distribución de ayudas...
Yo no había visto nunca ese tipo de despliegue “solidario”. Por un lado uno se alegra por la inquietud y el interés de los organismos de solidaridad. Por otro lado he de confesar mi perplejidad ante el mecanismo:
Los agentes que vinieron para hacer el censo de refugiados a Bayenga y a las aldeas de nuestra parroquia no conocían la zona. Empezaron a preguntar y, sin ninguna verificación, inscribieron en las listas a numerosos vecinos que no se habían desplazado para nada a causa del conflicto. Incluso algunos lo declaraban abiertamente: “yo estoy en mi casa y no necesito esta ayuda”.
Respuesta: “no seas tonto, recibe lo que te ofrecemos, porque no vamos a volver a Kisangani con ello”.
El caso es que las ayudas llegaron cuando los desplazados ya habían vuelto a sus casas. Fue la solidaridad de las familias y vecinos la que ayudó a salir del paso a los desplazados.
P.A.M., Caritas, Solidarités, Save the children, son cuatro de los organismos que hicieron valer su generosidad en la zona. Cierto, no pongo en tela de juicio la buena voluntad, comprendo la falta de personal y de medios que les hizo apoyarse en gente del lugar que no entendió bien el fin de las ayudas,... También entiendo que de algún modo deben donar los productos almacenados antes de que caduquen...
En fin que la población repetía una y otra vez “merci, Morgan”, pues sin su ataque no habrían recibido alguna ayuda. Nada, que no hay mal que por bien no venga.
A nosotros que acompañamos diariamente a esta población nos cuestionó profundamente la falta de coordinación y de comunicación entre organismos que dio lugar a estas acciones paralelas que podrían engendrar dependencia más que solventar una crisis.
Con un poco más de coordinación y de sinceridad se podría haber ahorrado transporte, personal y tal vez una parte de la ayuda desplegada en nuestra zona podría haber servido en el este o en otras zonas de conflicto de mayor intensidad.
Pero bueno, gracias, Morgan, porque con tu ataque has encendido la solidaridad entre nosotros y nos has hecho conscientes de que hay un problema latente que puede explotar y al que hay que dar respuesta más allá de las galletas, harina, maíz, colchones o cacerolas que se repartieron.

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