miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Nos echáis una mano con la escuela?




  
Introducción
Desde que los misioneros de la Consolata pedimos en 1999 a Mgr. Janvier Kataka la cura pastoral de la parroquia de St. Camille de Bayenga, en la diócesis de Wamba, situada en la Provincia Oriental en el N.E de la República Democrática del Congo (RDC), teníamos como objetivo primordial el pueblo pigmeo.
El pueblo pigmeo es seminómada, recolector y cazador, vive la mayor parte del tiempo en la selva y, a causa de su modo de vida, son despreciados por las distintas tribus de etnia bantú que viven en el territorio.
Avocado a la asimilación en los distintos ámbitos de su cultura y, pudiendo desaparecer como pueblo en el peor de los casos, el pueblo pigmeo se nos presenta como “pobre de Yahvé”, que pone sólo en Dios su esperanza.

El anuncio integral de la Buena Noticia de Jesucristo y de su Reinado al pueblo pigmeo en este contexto conflictivo nos hizo comprender que la escuela sería uno de los ámbitos fundamentales desde el cual podríamos construir nuevas relaciones entre la etnia bantú y la etnia pigmea.

Consideramos la educación como terreno privilegiado de encuentro horizontal entre las distintas tribus y etnias de la región, donde además de los contenidos del programa académico oficial, se puede aprender a conocerlas diferencias culturales y apreciarlas como una riqueza que construye la sociedad congoleña. El cemento que amalgame estos valores culturales es, para nosotros, el evangelio de Jesucristo.

En nuestra parroquia existen 11 escuelas primarias con un total de 1859 alumnos (en 6 de ellas estudian juntos niños pigmeos y niños bantúes) y una escuela secundaria, que cuenta cada año con unos 200 alumnos. Junto con los maestros y profesores, gestionamos las escuelas y elaboramos un proyecto educativo común. Intentamos apoyar a los profesores, que en su mayoría son impagados o,en el mejor de los casos, bien reciben del Estado pagas miserables.

Trabajamos en la sensibilización de los padres para que se impliquen en la sustentación de los educadores de sus hijos, en el mantenimiento y reconstrucción de las aulas escolares cada vez que hace falta, y para que velen por la escolarización de sus hijos (chicos y chicas).

Desafíos:
  • La presencia de minas artesanales de oro cerca de los centros habitados (aldeas y campamentos pigmeos) de nuestra parroquia empuja a niños y adultos a la búsqueda del dinero rápido y “fácil”, provocando un elevado porcentaje de abandono escolar.
  • Otro elemento que lleva a los pigmeos particularmente al abandono de las aulas es la escasa adaptación del calendario escolar a sus ciclos de caza y recolección de frutos de la selva.
  • Otro desafío grande es la falta de valores y la corrupción de algunos enseñantes, evidentemente a causa de la situación de pobreza que viven en todos los sentidos.
Alguna propuesta para responder a estos desafíos:
  • Estudiar la posibilidad de comenzar alguna experiencia de etnoeducación itinerante con algún campamento pigmeo.
  • Construcción de aulas escolares con la técnica de tapial, para evitar el trabajo de reconstrucción de las aulas cada año.
  • Terminar la obra de la escuela secundaria, que se empezó a construir en el año 2005.
¿Cómo ayudarnos?
En esta entrada podéis ver distintas etapas de nuestra escuela secundaria y de su construcción. Estamos en la fase del acabado de los suelos (solería de hormigón) y de la fabricación de puertas, ventanas y algunos bancos (una decena, por el momento).
Para esto calculamos presupuesto de 3500 €.
Si queréis y podéis ayudarnos, en el margen derecho de la página encontraréis un nº de cuenta. Explicitando que es para la construcción de la escuela secundaria de Bayenga, en la R.D. Congo.

martes, 27 de noviembre de 2012

¡FELICIDADES!


Ya empezaban a colocar las decoraciones navideñas en los comercios y las televisiones comenzaron a instigar la compra de regalos para niños y mayores cuando me despedía de la familia y los amigos... estábamos todavía a principios de noviembre.
Quise prestar atención y me preguntaba cómo una sociedad tan anticlerical y laicista puede dar tanto bombo a la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, nuestro Señor.
Fácilmente observé que no había en esas luces, que decoran sobre todo los grandes almacenes y las calles comerciales, ninguna alusión a la encarnación de Dios, sino reclamos a consumir, tergiversando incluso el episodio bíblico de la adoración de Jesucristo, niño, por la gente sencilla y marginada así como por los sabios de distintos pueblos.
Es así, cada día nos resulta más difícil considerar y meditar la encarnación de Dios, nos cuesta creer en Él y, más aún, nos cuesta ordenar nuestra vida según los valores y el camino que Jesucristo nos reveló como voluntad de Dios, como la vía que Dios propone a la humanidad (tú y yo) para que ella pueda ser feliz.
Quizás la crisis financiera, fruto de la mala ordenación de los valores y de los bienes materiales, en función del capital en lugar de hacerlo en función de la persona humana, quizás esta crisis nos sirva para aprender y para no dejarnos llevar más por esa corriente deshumanizadora que nos propone consumir como fuente de felicidad.
Quizás estas luces, focos que iluminan al protagonista de nuestra crisis: el capital y el consumismo, nos hagan ver con más claridad el sinsentido de la propuesta consumista de estas fechas.
Ojalá (quiera Dios) que las sepamos interpretar como el marinero al faro, que delata dónde están las rocas a evitar, invitando al capitán a alejarse de él.
Así, nos encontraremos, como los pastores y los sabios, buscando a aquél que es el CAMINO y la VIDA (Jesucristo) en las periferias del mundo y de las ciudades, y quizás lo adoremos ofreciéndole nuestras vidas, nuestro sí para su proyecto de Nueva Humanidad, que eso es lo que “los reyes” ofrecieron a Jesús, y no a todos los niños ni a todos los adultos que se encontraban; le ofrecieron su fe: lo reconocieron como Dios ofreciéndole incienso; le ofrecieron sus vidas reconociéndolo como Rey del Universo; le ofrecieron su colaboración y su compasión a través de la mirra, con que se ungía el cuerpo que lucha ante el sufrimiento y la muerte.
Me gusta volver a Bayenga, entre los pigmeos, en este tiempo de adviento, de preparación a la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, en este tiempo de celebración del CAMINO que Dios nos ofrece para la felicidad: la opción por el pobre, salir de sí, de nuestras seguridades y nuestras certitudes, de nuestra cultura y nuestras pasiones, para vivir y asumir otra pasión la de Dios por la humanidad, la del ser humano que se encuentra con Dios en el hermano necesitado.
¡Qué gran fiesta! Preparémonos bien.
Por adelantado, pues dentro de dos días entraré en el silencio de la selva...
¡Feliz fiesta de la encarnación de Jesucristo, el Señor!

domingo, 25 de noviembre de 2012

Saliendo para Bayenga

Parece que el jueves que viene (29 de noviembre) podré volar hasta Kisangani, para seguir después por carretera hasta Bayenga. Esperemos que todo vaya bien, pues no corren buenos tiempos.
Al este los rebeldes ya han tomado Goma hace dos días y parece que quieren seguir avanzando hacia Bukavu y luego hacia Kisangani y Kinshasa. 
Varios países de los Grandes Lagos se han reunido diversas veces en estos días para tratar sobre el conflicto. Hoy dicen en las noticias de la cadena oficial de televisión que la presidenta de la Unión Africana, junto con representantes de otros países de los Grandes Lagos han dado un ultimatum al M 23 (movimiento rebelde que desde el mes de abril desestabiliza el este de la R.D. del Congo) para que se retiren en dos días... Veremos lo que pasa.
Lo que llama la atención es que uno de los puntos del ultimatum pide que se forme una fuerza neutral en la ciudad de Goma y estaría compuesta también por una compañía del M23.
¿Quién comprende lo que pasa?
En fin, nuestro trabajo es acompañar los procesos, ofreciendo la luz de la Buena Noticia de Jesucristo a quien la quiera acoger... Testigos de un Rey, de un Señor especial, con otros valores y otras propuestas para la humanidad: no violencia, justicia, paz, reconciliación, caridad en la verdad,... Sembradores de esperanza y de Vida Nueva.
El Papa nos pedía a los cristianos que vivimos en África el valor de testimoniar a Jesucristo y su reinado también y de modo especial en tiempos de conflicto.
No es fácil vivir reconciliados consigo mismos y con los demás, reconciliados y reconciliándose con el que no te ama... o con el que te quiere matar.
Equilibrio, sabiduría, prudencia, fortaleza,... necesitamos la fuerza del Espíritu, vivir de él en todo momento, pero especialmente en tiempos de conflicto, para ver la luz, el CAMINO y la VIDA.
Ayudadnos con vuestras oraciones.
Un saludo. Andrés

jueves, 22 de noviembre de 2012

Poniendo por escrito...



...algunas de las noticias que hemos compartido durante este tiempo de vacaciones.

Tres años han pasado. Nuestra comunidad ha cambiado. Ahora somos Flavio (italiano), Evans (keniano) y yo (español); desde junio nos acompaña también Geoffrey (keniano), que termina entre nosotros su preparación al diaconado y al sacerdocio con un año de servicio pastoral.
En estos años han habido novedades importantes que influyen mucho en los pueblos que conviven en el área de nuestra parroquia.
Llegada de empresas mineras que hacen prospecciones y elaboran estrategias para una posible explotación industrial de minerales (hierro, oro, …)
Llegada de la carretera. En este año, 2012, el ministerio de obras públicas de la RDC (Office des routes) ha conseguido conectar Kisangani con Wamba.
Estos dos acontecimientos traen consigo consecuencias para bien y para mal.
Con la llegada de la carretera, Bayenga recupera su rol estratégico pues nació en un cruce de carreteras, una de las cuales lleva a una zona rica en hierro y oro.
Los pequeños comerciantes del este (Butembo, Bunia,...) vienen a Bayenga para abrir pequeños depósitos de mercancías, que se convierten en nodrizas de las pequeñas boticas esparcidas entre las aldeas de los autóctonos y los campamentos de las minas artesanales de oro, repartidas por los lugares más recónditos de la selva, aparentemente en torno a una pequeña cordillera que va del río Nepoko al río Agamba, atravesando la carretera N-25 a la altura del km 47.
La apariencia física de Bayenga cambia a un ritmo fuera de lo común por estas latitudes:
  • Se construyen rápidamente casas con techo de zinc y muros de palos y barro, que albergan las mercancías y a los mercaderes.
  • Llegan pequeños generadores con la potencia suficiente para alimentar algunas bombillas y equipos de música y de vídeo que animan las noches del centro del pueblo.
  • Las pequeñas parcelas que alojaban ya familias numerosas se aprietan para acoger también a los comerciantes y a los trabajadores del “Office de Routes”.
  • Los vehículos de diversa envergadura y tonelaje circulan rápidamente y toman Bayenga como base de carga y descarga...

El ritmo de vida cambia también, evidentemente:
  • Los alimentos que se producían con la agricultura de subsistencia no bastan para tal avalancha de personas. A menudo se tiene el dinero pero no hay qué comprar. Otros no pueden comprar los alimentos porque sus precios se han desorbitado por el aumento de la demanda y porque no pocas personas compran con polvo de oro mal pagado y, claro, quien ofrece menos no puede acceder a los alimentos como los demás.
  • Esto ha despertado el comercio de alimentos y ha incentivado a otras personas a cultivar un poco más.
  • No pocos alumnos de primaria y de secundaria abandonan la escuela durante largos períodos en busca del dinero fácil de las minas.
  • Las personas que encuentran un poco de polvo de oro en las minas se compran una bicicleta o una moto y así se dedican al transporte de mercancías o hacen de taxistas en “moto-taxi” pudiendo transportar a veces hasta dos o tres personas además del piloto ¡hay que verlos!!!!
  • Muchos pigmeos acuden cerca de las minas o también cerca de los comerciantes que se establecen nuevamente en la zona para ofrecerse a llevarles bidones de agua a casa o transportar mercancías para ellos por senderos de selva, kilómetros y kilómetros, y así sacar un dinerillo para comprarse unos pantalones o un vestido, o una radio.
  • Aumenta la inseguridad, los robos, la promiscuidad, problemas familiares,...
  • Se cuestionan tradiciones, autoridades, modelos de relaciones, propiedades,... y todo de golpe.

A veces se tiene la impresión de que la gente no estaba preparada para cambios “tan rápidos” para este contexto. Es como un terremoto que zarandea todo. Cuando acaba, hasta lo que ha quedado de pie debe ser retocado.

Es, por esto, tiempo propicio también para retomar valores, reflexionar, reconstruir, proyectar... tiempo de aprender del pasado y del presente para construir un futuro común mejor. A nosotros nos toca el rol de sembrar esperanza, sacando bien, sacando vida de todo este contexto desafiante. Ser semillas de resurrección, de Vida Nueva en Jesucristo, que hace nuevas todas las cosas y saca vida de la muerte.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Matrimonio Mbuti

¡Basegboma y Angèle se casan! Es hermoso y siento no poder estar cerca para acompañarlos.
Antes de casarse han debido arreglar “algunos problemillas”. No ha sido fácil su camino.
Se conocían desde hacía años, pues los pigmeos mbuti suelen encontrarse y socializar durante las fiestas que hacen a menudo.
Cuando un campamento celebra algo, aunque sólo sea la luna llena, invita a los campamentos vecinos, sobre todo a aquellos con los que tiene lazos familiares o algún tipo de alianza.
Un bastón clavado en medio del campamento revela el evento. En torno a él danzarán desde el atardecer hasta el alba varios días o semanas, según la cantidad de alimentos que puedan encontrarse en los alrededores.
Durante el día, los hombres, jóvenes y adultos, se adentrarán en la selva en busca de pequeños antílopes, monos, miel, termitas, larvas... según la época del año; las mujeres buscarán leña, agua, ñame silvestre, mandioca, bananas...
Por la tarde, mientras algunas mujeres preparan la comida (cada choza para los suyos), los niños empiezan ya a tocar el tambor y a ensayar sus bailes y polifonías.
Poco a poco, a medida que cae la noche, después de haber comido y, algunos además con la alegría de un vaso de vino de palma, los adultos se suman al dinamismo de la fiesta con danzas sencillas y cantos polifónicos en torno a ese bastón que, por unos días se convierte en el centro del campamento.
En lo alto del bastón de la danza se encuentran normalmente algunas hierbas enredadas en un fino cordón de liana, que las chicas usan para adornar sus caderas al mismo tiempo que sirve para sostener el pedazo de tela que cubre sus partes íntimas.
Las jóvenes que no tienen compromiso y buscan pareja, sustituyen su cintura por una nueva y colocan la antigua en lo alto del bastón de la danza. Evidentemente, los jóvenes que acuden a la danza procedentes de otros campamentos se tomarán muy a pecho el trabajo de averiguar quién está libre, para empezar a hablarse y tantear la posibilidad de formar pareja.
El momento del matrimonio llega con el consentimiento de las familias
A diferencia de los bantúes, los pigmeos no usan tradicionalmente la dote.
El matrimonio de los mbuti es normalmente exogámico y lo hacen mediante un intercambio entre familias o campamentos, que implica o refuerza una alianza:
Cuando en un campamento un joven quiere casarse con una joven de otro campamento, el joven y su familia deben asegurar otra chica para el campamento de la esposa. Quizás sea éste un mecanismo para mantener el número de miembros de cada campamento (en la actualidad, por asimilación a los bantúes, hay cada vez más madres solteras, con la alteración que ello supone en el equilibrio del intercambio entre campamentos).
El intercambio comporta doble fiesta y doble ceremonia; una en cada campamento. La familia de la joven que ha sido solicitada acompaña a la chica hasta el campamento del futuro esposo, donde formarán su hogar.
Durante unos días, la chica quedará aislada en una choza, donde las mujeres (jóvenes, adultas y ancianas) le proporcionarán alimentos, la acompañarán a lavarse y la instruirán sobre el modo de comportarse en ese nuevo campamento.
Después de algunos días así, los invitados a la fiesta irán llegando al campamento gradualmente y los cantos y danzas nocturnas darán comienzo y se prolongarán hasta el día en que se celebrará la ceremonia. Entonces la chica saldrá acicalada para la ocasión con adornos de hojas de plátano en la cintura, plumas y hojas adornando su cabeza, mientras danza al encuentro con su prometido. Todos los invitados los esperan danzando también y después danzarán con ellos.
Terminada la fiesta y la ceremonia, se dejará pasar un tiempo, los invitados vuelven a sus campamentos y, tras algunos días, la familia del esposo acompañará a una joven de su familia hasta el campamento de origen de la esposa, donde ya le espera su prometido, y la ceremonia se desarrollará también allí como acabamos de describir.

En el encuentro con los bantúes, se pierde el equilibrio que este modo de casarse garantiza. Para la mujer bantú, casarse o tener relaciones con un hombre mbuti es una deshonra; mientras que para un hombre bantú casarse con una mujer mbuti es una ventaja, pues no pagará la dote por ella y no habrá tampoco un intercambio.

Otra amenaza a la cultura y al pueblo mbuti a partir del matrimonio es que actualmente, por asimilación a los bantúes que les circundan, los mbuti de nuestra zona comienzan a exigir la dote a los demás mbuti; se trata de algo de vino de palma, algo de licor, algún tejido para la madre de la novia o algún antílope...

Lo último que oí fue lo que aconteció a Basegboma y Angèle:
Un bantú, que se considera patrón, propietario de Angèle y de su familia, pidió la dote a Basegboma. Lo hacía por considerarse familia de la novia, puesto que era propietario de ella.
Más asombroso aún fue escuchar la dote que solicitaba, totalmente fuera del alcance de un mbuti; se trataba de cosas que un mbuti nunca hubiera solicitado a otro mbuti y que Basegboma no habría nunca logrado reunir.

Gracias a Dios, Basegboma es uno de los cinco maestros que salieron en la primera promoción de las escuelas mixtas pigmeos-bantúes, que la iglesia de nuestra diócesis ofrece para construir espacios de encuentro, diálogo, que construyan una nueva sociedad más intercultural. Tras un breve diálogo con él, en el que recordamos cómo todos somos personas con la misma dignidad, los mismos derechos y obligaciones, libres y responsables... y cómo la constitución congoleña no acepta que una persona sea propietaria de otra, Basegboma se armó de valor y se negó a pagar la dote por Angèle a un bantú.
Se trata de un pequeño paso, sembrado y cultivado durante años por muchas personas; es signo de esperanza, de libertad, reconciliación y de verdadera fraternidad.

¡Felicidades, Angèle y Basegboma! ¡Sed felices y amaos! ¡Amad y sed libres!