sábado, 24 de septiembre de 2016

Alfabetización, itinerancia, identidad, capacitación

Estas cuatro palabras podrían ayudarnos a resumiros el rostro que está tomando el acompañamiento de las personas pigmeas que conocemos.

Como decíamos en la entrada anterior, nos proponemos acompañar, más que guiar: escuchar, observar, entender, conocer..., al mismo tiempo que intentamos darles herramientas para hacer su propia introspección como personas, como pueblo, y una relectura de su historia que les capacite para "poseer" y expresar su identidad y así, poder dialogar con la diversidad de los otros pueblos y culturas, escogiendo sin complejos lo que quieren compartir y lo que no.

Ésta es una carrera de fondo y queremos empezarla de puntillas, sin mucho ruido ni prisas. Nuestros principales colaboradores son los niños, las madres, los ancianos. En ellos encontramos alegría, cariño, ilusión, raíces, experiencia, vida...

Escuchándolos soñamos cómo transmitir lo que ellos quieren aprender, cantamos, dibujamos en el cuerpo, en el suelo, en el papel y en el corazón, con los lápices de la esperanza y del cariño, preparando un futuro para su pueblo junto con el resto de la humanidad.

El pupitre sobre el que nos apoyamos es la tierra unas veces, un camastro de cañas otras veces, las rodillas otras... siempre sostenido sobre cuatro pilares: la cultura del pueblo pigmeo, la cultura de la humanidad, la cultura de la esperanza y la cultura de la Nueva Humanidad que propone Jesucristo.

El criterio base de nuestra pedagogía está sugerida también en la canción de Silvio Rodriguez: "Sólo el amor". Sí, amar la arcilla con que hemos sido moldeados, con virtudes y defectos, presente y pasado... Amar el tiempo de los intentos...

Sólo el Amor engendra la maravilla, sólo el Amor regenera, sólo el Amor convierte en milagro el barro.

No hay camino, se hace camino al andar.

Continuará

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