viernes, 8 de febrero de 2013

8 de febrero de 2013

Esta mañana he estado en Bingo, a 11 km de 51 para informarme sobre el director de escuela que "habían detenido"...

Sí es cierto que los soldados van y vienen desde km 51 a Bingo, para hacer sus investigaciones y preguntar aquí y allí, pero no han detenido a nadie por el momento, sino que han preguntado por el paradero de un rebelde que había sido herido y parecía haberse dirigido a Bingo para hacerse curar...

Evidentemente la gente de Bingo tiene más miedo que la de Bayenga, pues acogieron la primera noche cientos de desplazados que, histéricos, contaban lo que habían visto y lo que habían imaginado. Pero algunas familias habían vuelto ya de la selva, también obligados por la lluvia que este año interrumpe por sorpresa la estación seca cada dos por tres.

Parece que un destacamento de la armada ha entrado en la selva, en dirección del Parque del Okapi para buscar a los rebeldes. Otros, numerosos, patrullan el poblado minero de km 51 buscando pistas, cómplices,... Parece que han detenido a un jefe tradicional de km 47 (otra aldea minera, evidentemente, a 4 km de 51)...

Y, como siempre, sorprendentemente, la vida continúa: los niños, pocos, jugaban por las calles, las madres iban a los campos a buscar algo de mandioca para la tarde, los padres comienzan a cortar algunos árboles para hacer su campo de arroz y de frijoles, algunos maestros enseñan en la escuela, el catequista estaba en la capilla, descansando pues estos días sufre de malaria...

Es un misterio: bien y mal, vida y muerte, juntos, mas siempre, siempre al final vence la calma, la vida, la reconciliación, la reconstrucción, el Reinado de Dios, la bondad...

Es impresionante cuando después del estruendo de fusiles llega la calma y, de seguida, el canto de los pájaros y, poco a poco, las voces de algún niño...

Hasta pronto.

No hay comentarios: